domingo

EL SARGENTO PIMIENTA

Como beatlemaníaco que es uno, ya estaba tardando mucho en escribir algo sobre los cuatro fabulosos de Liverpool. Como quiera que mientras escribo ésto ando escuchando el Sgt. Pepper's, pues os haré una breve resumen de lo que supone este disco para mí.

Resulta curioso que el mejor disco del siglo, del mejor grupo del siglo, no contenga ninguna canción de las consideradas de las mejores del siglo, pero no va de eso. No voy a ser pesado contando los antecedentes musicales que culminaron en “Pepper”, ni la influencia decisiva (que aún dura) en la música popular. Me limitaré a describir lo que se escucha:


En un principio, los Beatles se presentan como unos personajes ficticios llamados “La banda del club de los corazones solitarios del Sargento Pimienta”. En los primeros surcos se oyen murmullos del público e instrumentos afinándose, dando una sensación de espectáculo en directo. Esto lo rompe unas guitarras crujientes acompañadas de la voz gutural de Paul McCartney relatando la historia de la Banda en un frenético rock. Un cuarteto de trompas nos recuerda que es una banda que puede tocar en cualquier parque. El estribillo nos introduce en el espectáculo mostrando el deseo de la banda de que el público disfrute, pero es al final de la primera canción cuando salta la chispa mágica.

La última estrofa nos presenta a otro cantante y, sin solución de continuidad, sobre los últimos acordes de la canción, comienzan los arpegios de With a little help from my friends, donde Ringo (Billy Shears es su personaje) toma el relevo y comienza declarando [intentaré no desafinar]. Él es el miembro con menos talento, pero sabe que [con un poco de ayuda de mis amigos] lo conseguirá. Es inevitable que cantemos el estribillo dándole la ayuda que necesita.




El siguiente corte comienza con unas notas de órgano de una belleza inigualable que nos va elevando al mundo psicodélico de Lennon en Lucy in the Sky with Diamonds (ojo con el acrónimo). El bajo de Paul nos introduce en la visión de [flores de celofán amarillas y verdes] o [mozos de plastilina con corbatas de espejo]. Pero no hay respiro. El ritmo chillón de guitarras de la siguiente canción Getting Better nos hace bajar del viaje de un modo repentino. Paul canta con optimismo que [esto cada vez va mejor], sin embargo, Lennon en un falsete maliciosamente cómico, responde en el coro que [no puede empeorar].

De Fixing a hole, siguiente canción son dignas de mención las excelentes líneas de bajo que sigue Paul. Pero deseamos que acabe, pues se avecina una autentica obra maestra: She’s living Home. Un arpa nos introduce en el narrador, que nos cuenta la historia de una adolescente solitaria que huye antes del amanecer. La melodía es hermosa,, el arreglo para cuerdas exuberante. El final de la canción despide el primer acto del disco y cae el telón.

El telón sube súbitamente y nos transporta a la alegre atmósfera circense de Mr. Kite. John va relatando las actuaciones de un gran espectáculo con hombre bala, caballos y trapecistas.

A continuación se ponen trascendentes y, acompañados de instrumentos Hindúes, George Harrison nos transporta a la meditación transcendental diciéndonos que [trata de comprender que todo esta dentro de ti]. Pero esto dura poco pues la banda ataca un tema de music hall compuesto por Paul (When I’m sixty –four) que se pega a la cabeza como una autentica lapa.

A continuación y tras una floja canción (Lovely Rita) atacan un tema perfecto para un anuncio de Korn-flakes, que hecha una mirada ácida a las banalidades y tragedias cotidianas de la vida urbana moderna. Tras éste repertorio tan variado, la banda de los corazones solitarios, vuelve con el tema inicial, pero esta vez diciéndonos que [esperamos que hayáis disfrutado del espectáculo]. Pero, ¡Oh, sorpresa!, ésto aun no ha acabado. Unos acordes de guitarra y un tímido toque de piano nos introducen a la ultima y mejor canción del disco: A day in the Life.




Lennon lee algunas noticias en el diario y [No pude evitar reírme] La voz de ultratumba de John nos hace estremecer cuando da paso a una orquesta sinfónica que nos vuelca a un “Middle eight” donde Paul le quita transcendencia al asunto, sin embargo Jonh “se lo come” y lleva el tema de nuevo a la melodía central con unos precisos toques de tambor de Ringo.

La canción, el disco, y la cima de la música Pop terminan con un “ Crescendo” de la orquesta hasta un larguísimo acorde final de piano.

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