jueves

EL NEGOCIO DE LA SALUD

Leo con alegría la noticia que dice que Televisón Española manda al paro a Manuel Torreiglesias, el tipo que por las mañanas en el programa Saber Vivir se dedica a trapichear y a hacer negocio con la salud, principalmente vendiéndoles mercaderías a los viejos.

Muchas veces he bromeado con mi madre acerca de las malas pulgas que se gasta el elemento con sus colaboradores, cortando cada dos por tres al pobre Doctor Gutierrez (el Mister Potato que trabaja con él) y a la Doctora Roselló (la lechoncita que da consejos de alimentación). Han tardado tiempo en darse cuenta de algo tan evidente, pero al fín se les acaba el chiringuito que tenían montado.

Y es que ya es hora de que las autoridades (Gobierno, CCAA, quien sea) se pongan a vigilar y a regular el tejemaneje publicitario que la industria farmacéutica y alimentaria (con el soporte de este tipo de caras conocidas) llevan años ejerciendo sobre el indefenso consumidor.

Estamos literalmente bombardeados de productos que, ya no es que nos curen -lo logico-, sino que evitan que enfermemos: Alimentos que ayudan a mantener nuestro nivel de colesterol, bebercios que nos protegen ante el estrés, el frío o lo que sea; pan que controla nuestra salud cardiovascular... Muchos de ellos, encima, utilizan trucos publicitarios de lo más bajo y demagógico (el "toma, bebe" de la mujer embarazada que se acaricia la barriga al ingerir una agua embotellada para mí es paradigmático).

La industria fármaco-alimentaria ha pasado de la posición (ya despreciable) de hacer pensar a todo el mundo que está enfermo para sacar tajada (búsquese y verá como a usted le duele algo -Reflex-, le pica algo -Labocane-, o le escuece algo -Vaginesil-) a la de la pura mieditis: cuídese, sea saludable, no vaya a ser que casque pronto.

Como diría mi admirado Carlos Pumares: todo esto es para que usted se muera completamente sano.

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