domingo

DOS EXPLICACIONES PARA UNA MISMA CRISIS

Decía una señora de bien mientras rezaba en la iglesia de un pueblo de Jaén: "Señor Misericordioso: Un año bueno y dos malos, que nos distingamos".


Tal vez alguien ha decidido que ya llevamos demasiados años buenos. Cuándo se han visto pobres en la Universidad, pudiendo ir al médico y cobrar sin trabajar... ¡¡con derechos!! Esto había que pararlo de alguna manera. La crisis, el paro, el bloqueo del crédito, el miedo... son los mecanismos que los poderosos tienen para someter a la clase trabajadora y hacerla pasar por el aro.


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En la cola del pescado, hace cinco años: "Aunque sea pido un crédito de esos de la tele, pero mi niña hace La Comunión como Dios manda".


Hemos transformado caprichos en bienes de primera necesidad: Vacaciones, coches, celebraciones... Y durante unos cuantos años no era necesario tener dinero para conseguir todos esos caprichos. Ahora, se cierra el grifo del crédito y nos entra la depresión porque mi niña no puede estrenar zapatos cada temporada.




El error: No haber invertido en la formación y educación nuestra y de los nuestros en la época en la que se podía hacer y habernos creído que nos habíamos vuelto ricos de un día para otro. Como dice el catedrático de Economía Niño Becerra: "Como la naturaleza humana nos lleva a desear cada vez más y más, llegar al colapso era solo cuestión de tiempo."

JUANILLO SIN TIERRA

Mi padre fué peón de hacienda
y yo un revolucionario,
mis hijos pusieron tienda
y mi nieto es funcionario.


Así cantaba Victor Jara sobre cómo el tiempo hace olvidar (¡a veces con tanta celeridad!), que venimos de peones de hacienda (finca de un terrateniente), de braceros, de padres descalzos y descamisados, de la más absoluta pobreza.

Me preocupa lo anestesiados que estamos ante el precipicio en el que permanentemente el trabajador se encuentra, lo mal acostumbrados que nos hemos vuelto en apenas veinte años de playa y de cubata a 9 euros. Y me preocupa aún más que confiemos en aquellos que son los más interesados en que caigamos de nuevo por ese precipicio.