domingo

JUANILLO SIN TIERRA

Mi padre fué peón de hacienda
y yo un revolucionario,
mis hijos pusieron tienda
y mi nieto es funcionario.


Así cantaba Victor Jara sobre cómo el tiempo hace olvidar (¡a veces con tanta celeridad!), que venimos de peones de hacienda (finca de un terrateniente), de braceros, de padres descalzos y descamisados, de la más absoluta pobreza.

Me preocupa lo anestesiados que estamos ante el precipicio en el que permanentemente el trabajador se encuentra, lo mal acostumbrados que nos hemos vuelto en apenas veinte años de playa y de cubata a 9 euros. Y me preocupa aún más que confiemos en aquellos que son los más interesados en que caigamos de nuevo por ese precipicio.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay que confiar en el sentido comun del pueblo.
Aunque estemos decepcionados con los que considerabamos "los nuestros".